6 de mayo de 2012

La cazadora: Parte 2




-¿Te gusta esa banda?
-Sí, es mi favorita.
-A mí también. Me encanta, slipknot.-La pasamos escuchando música todo el viaje y cantando las canciones. Y él no cantaba nada mal de hecho lo tuve que convencer para que cantara pues no quería y yo no quería hacerlo sola. Xavier y yo teníamos muchas cosas en común así que supuse que nos llevaríamos muy bien. Ese corto tiempo de estar en el auto se me olvido por completo lo que había sucedido con mis padres y lo que iba a suceder conmigo, pero cuando llegamos a la funeraria todo eso volvió a mi mente.
Llegamos al funeral, yo solo me senté enfrente de las tumbas mirándolas solo veía que llegaba gente. No sé cuánto tiempo estuve así pero cuando me di cuenta Xavier estaba junto a mí.
-Ya tenemos que irnos.- Yo me sorprendí. Mire a mi alrededor ya no quedaba nadie. Asentí. Y nos dirigimos al auto. Creo que me quede dormida por que sentí como alguien me hablaba. Desperté y era Xavier estábamos enfrente del aeropuerto. Subimos al avión y también me quede dormida. Solo sabía que íbamos a Houston, Texas. Me desperté cuando daban el anuncio de que íbamos a aterrizar. Salimos y nos dirigimos a una camioneta negra más grande que el otro pero tenía la misma forma de adentro. Nos subimos y manejo hacia una… ¡era una mansión gigante! Mire a Xavier.
-¿Vives aquí?
-Sí, por mi trabajo. Tenemos que salir de repente de viaje y muchas cosas así que aquí vivimos para estar comunicados todos. Son muy buena gente.
-¿Por qué te cambiaste de casa por mi culpa?-dije mirando hacia la mansión.
-Eres muy lista niña. Bueno como te dije yo viajo mucho y no estoy mucho en casa así que me mude para que las esposas de mis compañeros te cuiden cuando yo no este. No te dejare sola en una casa.
-No me gusta la gente, prefiero estar sola. Además tengo muchos libros que leer.  No hay ningún problema en que este sola para leer.
-¿Lees?
-Sí, tenía muchos libros pero ahora que se quemaron todos pues solo tengo como tres que están en mi mochila de la escuela y lo que baje de internet que tengo en mi USB. Porque aquí hay computadoras ¿No?
-Sí. Bueno te tengo una sorpresa.
-No quiero vivir aquí, hay mucha gente. Yo sé cocinar puedo hacerlo, hacer la limpieza y no importa cuánto te tardes en viajes.
-Sabes que no te puedo dejar sola me quitarían tu custodia. Así que tendrás que quedarte aquí.- Hice una mueca de disgusto.- Te diré un secreto. A mí tampoco me gusta vivir con tanta gente y te prometo que cuando estés más grande regresaremos a mi departamento ¿sí?
-Está bien.- Dije con una sonrisa no estaría más que unos años ahí. Y así el siguió conduciendo el auto hasta la mansión. Nos estacionamos enfrente de la mansión. Era gigante. Cuando baje del auto y vi la mansión abrí la boca tanto que creí que me iba a romper la mandíbula.
-Cierra  esa boquita que entraran mocas.- Dijo Xavier. Yo lo mire le entregaba las llaves a un señor, era como de sesenta años; de cabello blanco.- Alejandro, estaciona el auto y dile a Alan que suba las maletas a las habitaciones.
-Claro, señor Xavier. Bienvenida, señorita Violeta.- Dijo dándome una sonrisa.
-No me digas “señorita Violeta”, se escucha raro. Dime Violet.- Le dije sonriendo. Él también me sonrió y después miro a Xavier.
-Sí, Alejandro la puedes llamar así.- sonrió y se fue.
-Así que no  te gusta que te llamen señorita Violeta, Señorita Violeta.
-No me llames así.- Dije y le di un golpe en el hombro, por su puesto él no se movió ni un centímetro de hecho estaba segura de sí le hubiera pegado más fuerte me habría roto la mano.
-Así que prefieres Violet.
-Sí, me gusta.
-Bien. Entremos, te tengo una sorpresa.- Dijo y entramos a la enorme mansión.
-Me encantan las sorpresas.-Dije emocionada y entramos. Era gigante por dentro y tenía un estilo clásico paro combinado con algunas cosas modernas, me encanto. Subimos unas escaleras gigantes y caminamos por los pasillos.
-Oye te avía dicho que me encantan las sorpresas.- Dije puso los ojos en blanco y contesto:
-Sí, lo has dicho 30 veces.-Reí. Me encantaba molestarlo así. Me miro y creo que se dio cuenta de lo que hacía y que me encantaba.
-Así que te gusta molestarme ¿eh?
-Sí, me gusta mucho.
-Bueno es hora de la venganza.- Dijo y me empezó hacerme cosquillas. Yo le rogaba que se detuviera pero no me hacía caso.
-Bien ya llegamos.-dijo parando de hacerme cosquillas.- abrió la puerta de la habitación. Era gigante mucho más grande que mi antigua habitación. Era gigante tenía una cama gigante gris con adornos negros, las cortinas negras había una salita negra y muchas cosas tantas que no las puedo describir lo único que sé es que me encantaba.
-¿Te gusta? La mande arreglar para ti.
-Sí, me encanta.
-Que bien.-Dijo y me sonrió.-anda arréglate y prepárate para salir a conocer la mansión o ¿quieres dormir?
-No, no me alistare.
-Bien. También mande a que te compraran ropa, está en el closet, enseguida suben tus demás cosas.-asentí.-nos vemos luego.-dijo y yo volví a asentir. Salió de la habitación yo mire toda la recamara era gigante. Y después entre al baño para verlo era gigante tenia jacuzzi, regadera, un tocador gigante. Salí para escoger la ropa abrí el armario era gigante era como un pequeño cuarto donde había mucha ropa. Me metí a bañar y después me vestí. Me puse un pantalón de mezclilla, una blusa roja, una chamara negra y unas botas negras. Cuando estaba lista llamaron a la puerta.
-Pase.-Dije. Abrieron la puerta y apareció un muchacho como de unos 16 o 17 años. De cabello color café oscuro y ojos del mismo color.

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